Llevas meses pensando que deberías renovar tu ordenador para echar unas partidas a ese nuevo juego que está a punto de lanzarse al mercado.
Con más o menos fortuna. Quieres probarlo, pero encuentras un 'pero': si eres
pecero,
tu viejo ordenador no puede con tantos gráficos y realismoy la
PC Master Race empieza a hacer mella en ti. ¿Qué podemos hacer?
Ponernos manos a la obra. Sea más o menos limitado tu presupuesto, hoy vamos a hablar del PC de 2015 que necesitas para jugar. Tenemos un ordenador para ti. ¿Te bañas en billetes de quinientos? Cómo no. Tres configuraciones para ajustarse a diferentes presupuestos, junto con todos los detalles a tener en cuenta para hacerte con un nuevo equipo. ¿Qué más debes hacer? Tan simple como seguir leyendo.
Destripando los componentes
Existen miles de posibles combinaciones entre los cientos de componentes que existen por el mundo. Y cada una de ellas existe siempre por una razón. Si buscamos un ordenador para jugar debemos saber qué elegir para aprovechar al máximo nuestro dinero, y es por ello por lo que antes de entrar en arena necesitamos hacer algunas apreciaciones.
Procesador
Hay procesadores que van desde unas pocas decenas de euros hasta varios cientos, y es desde luego un agujero que puede tragarse todo nuestro dinero. El procesador es importante, pero no fundamental, y este es un aspecto clave a la hora de elegir un modelo sobre todo cuando estamos muy limitados en presupuesto.
Intel ofrece opciones de todas las gamas y precios, y podremos ajustarnos a ellos para conseguir un buen rendimiento con un coste decente. Su familia Pentium es interesante para los equipos más básicos, donde por ejemplo el Pentium G3250 o el Pentium G3258 son apuestas muy interesantes. Dobles núcleos de arquitecturas modernas a precios muy económicos.
En
Core i3 y sobre todo Core i5 encontraríamos el paso intermedio, procesadores ya por encima de los 100 euros pero que pueden resultar atractivos según sea nuestro presupuesto. Tenemos un Core i3-4170 a 3.7 Ghz.pero sobre todo Core i5 como el 4590 de cuatro núcleos
, PCComponentes o el 4690. Aquí empiezan a aparecer letras como 'K' (libre para overclocking) o 'T' (bajo consumo) que encarecen el precio a la vez que no aportan beneficios para la mayoría de usuarios, o incluso disminuyen las capacidades del micro.
Por último en Intel encontramos los
Core i7 como los más potentes, y no los 'normales' sino los que van un paso más allá: la gama más potente de micros de Intel que actualmente son los
Haswell-E. Es una familia tímida compuesta por tres modelos en la que lo recomendable es apostar por el básico, el Core i7-5820K, aunque el intermedio i7-5930K puede resultar interesante para ciertas configuraciones aunque con suponga un fuerte desembolso .
También debemos considerar un aviso
del que ya hablamos hace tiempo, pero que sigue vigente hoy en día: el número de núcleos y su frecuencia no son parámetros fundamentales, ya que existen muchas otras variables a tener en cuenta. Lo mejor, como siempre, buscar
benchmarks que nos permitan realizar una comparativa de los diferentes modelos.
En AMD la cosa también se mueve con diferentes familias de productos. Típicamente AMD es ligeramente inferior a Intel en rendimiento 'bruto' de procesador, aunque a su favor tiene que suele ofrecer precios más asequibles. Más allá de las APU de AMD que destacan por sus GPU integradas - algo que en este artículo dedicado a PCs gaming dejaremos de lado, aunque con la recomendación del A10-7870K, debemos destacar los AMD FX que son unos completos veteranos en el mercado (datan de 2013) pero que siguen ofreciendo un rendimiento/precio que puede resultar interesante para algunas configuraciones, gracias en parte a los ocho núcleos de la mayoría de sus modelos.
Tenemos tanto en productos económicos como el FX-4300 como otros intermedios como el FX-8350 . En líneas generales raramente compensa ir a por las gamas más altas de AMD como el FX-9590 porque su precio es cercano al de los Core i5 de Intel, siendo estos últimos superiores en muchos aspectos.
Disipador de la CPU
Salvo situaciones límite huye de los disipadores 'de stock', que son los que proporcionan los fabricantes de chips (Intel, AMD) con algunos packs de sus procesadores.
Aunque parezca un componente sencillo la técnica e ingeniería de los actuales disipadores de CPU es bestial, y realmente son muy complicados. Influyen tanto los materiales de construcción (aluminio, cobre) como sobre todo el formato y diseño, que incluye desde número de heatpipes hasta su forma y posición. Por supuesto el ventilador también es pieza clave, y de él dependerán factores como el ruido generado. Junto al disipador de la CPU también deberemos tener una buena extracción del aire de la caja, a partir de la instalación de ventiladores en ella según sea nuestro presupuesto.
La mejor forma de encontrar un buen disipador es leyendo acerca de este mundo en sitios especializados. Webs como
AnandTech,
TomsHardware o
TechPowerUp tienen rankings donde puntúan y hablan sobre múltiples modelos, y que son un recurso imprescindible a la hora de elegir uno.
A mayores, en los últimos años se está posicionando de una forma genial la refrigeración líquida. Antaño se construían estos sistemas de forma artesanal, pero Corsair está poniendo en el mercado múltiples modelos muy sencillos de instalar y poner en funcionamiento, y que además son seguros. Su precio es superior respecto de las soluciones por aire, pero merecen la pena para nuevos equipos con presupuesto elevado.
Placa base
La placa base es el elemento sobre el que interaccionan todos los demás, y es importante que sea fiable y muestre una robustez en el largo plazo. La primera recomendación es ir a por fabricantes reconocidos y de prestigio, que hayan demostrado un buen funcionamiento y una correcta elección de los materiales en el largo plazo. Algunos ejemplos son ASUS, Gigabyte, MSI, AsRock o EVGA.
De la placa base lo primero de lo que debemos asegurarnos es la compatibilidad con nuestra CPU elegida, algo que puede no ser trivial para usuarios nóveles. Cada procesador va asociado a un conjunto de chipsets, y es aquí donde encontramos el segundo lío: existen múltiples chipsets compatibles, cada uno de ellos con diferentes características y que limitan (o no) a la placa base. Lo ideal es acudir a la página del fabricante de la CPU y comprobar tanto los chipsets disponibles como sus características, eligiendo el que mejor se acomode a nuestras necesidades.
De la placa base debemos priorizar al menos dos características: el número de zócalos para memoria RAM y el número de zócalos PCIe para tarjetas gráficas. Tanto uno como otro serán esenciales para futuras ampliaciones, que suelen terminar llegando con el paso de los años. Si nuestra placa tiene sólo dos huecos para módulos RAM seguramente los ocupemos ambos de inicio, y esto nos obligará a reemplazarlos en un futuro. No cuesta nada buscar una placa con cuatro para ir sobre seguro. Con los PCIe ídem, aunque teniendo en cuenta el número de PCIe (conectar una gráfica moderna a un PCI normal, no Express, es tirar el dinero).
Por supuesto hay muchas otras pequeñas características que deberán acomodarse a nuestros requisitos, como el soporte para redes WiFi, la calidad de los disipadores, el soporte software paraoverclocking o las tecnologías de LAN y audio avanzadas.
Memoria RAM
¿Cuantos gigas de RAM debo meterle al equipo? La pregunta del millón. En la actualidad y al precio al que están los módulos yo no metería menos de 8 GB, escalando esta cantidad según presupuesto y enfocándonos al mercado gaming, claro.
Tanto otros componentes (gráficas, procesadores, almacenamiento) como los juegos son cada vez más exigentes, y los requisitos para la memoria RAM van creciendo año tras año. Con esos 8 GB garantizaremos un buen funcionamiento durante un par de años.
Sobre marcas y modelos, en los últimos tiempos se ha visto una diferenciación muy clara entre las memorias básicas y más sencillas, y las que son más avanzadas. La clave la encontramos en las latencias, una nomenclatura del tipo A-B-C-D donde cada una de las cuatro son números, y cuando menos sean... mejor. Encontraréis este detalle incluido en las especificaciones técnicas de cada producto.
En cuanto a fabricantes, como siempre existe una gran variedad. G-Skill y Corsair están muy bien posicionadas en calidad/precio, con Kingston que ha perdido bastante fuelle en los últimos años.
Tarjeta gráfica
Nos metemos con la joya de la corona, la tarjeta gráfica: el elemento que más influye en los videojuegos.
Priorizaremos este elemento sobre los demás. Para jugar no recomiendo nada que sea inferior a una R7 270/370 de AMD o una NVidia GTX 750 Ti; ambas pueden conseguirse por unos 150 euros.
Aproximadamente un tercio de nuestro presupuesto total ha de estar destinado al apartado gráfico, salvo los casos en los que contemos con cifras desmesuradas en las que otros componentes engullen buena parte del dinero destinado. Personalmente prefiero configuraciones de una única gráfica, aunque las SLI/CrossFire son interesantes si el planteamiento inicial es algo limitado y se quiere mejorar el equipo en los siguientes meses.
Sobre la (eterna) guerra NVidia-AMD, NVidia suele llevar la cabecera y actualmente ocupa el 50% de las GPU totales contempladas en Steam; AMD, por su parte roza el 30%, casi el resto se lo llevan las integradas Intel (20%) mientras que otros fabricantes (VIA, principalmente) tienen un porcentaje insignificante.
NVidia ha estado tradicionalmente por delante de AMD, tanto a nivel de hardware (arquitectura de las GPU) como de software (nivel, estabilidad y opciones de los drivers). No obstante,
AMD es una muy buena opción en calidad/precio sobre todo en las gamas medias y bajas, y más aún en estos tiempos en los que
acaban de presentar productos.
Almacenamiento
Si hablamos de un PC para gaming debemos hablar de SSD, unidades de estado sólido. Múltiples veces más rápidas que los discos duros tradicionales, no afectan directamente al rendimiento (fps, tasa de imágenes por segundo) de los videojuegos aunque sí inciden en los tiempos de carga de todo el equipo, y de forma muy significativa.
Esto hace que la experiencia al usar un SSD sea infinitamente mejor que si utilizamos un HDD. Además, teniendo en cuenta los precios actuales de esta tecnología permiten apostar por ellos sin pensárselo dos veces. 120 GB son suficientes para almacenar un par de juegos, aunque a mayores podemos adquirir un disco duro tradicional como almacenamiento secundario.
El espacio de almacenamiento que deberemos buscar dependerá únicamente de nuestras expectativas y requisitos: aquí influyen tanto el número de juegos a instalar como la cantidad de otros ficheros y archivos que queramos guardar, así como por supuesto el diógenes digital que cada uno tenga.
Otros componentes
Un ordenador es mucho más complejo que todo esto, y sólo estamos dando unas pequeñas pinceladas a cada componente. La torre o chasis, por ejemplo, es donde se sustenta la placa base y es una pieza clave íntimamente relacionada con la refrigeración. También es un aspecto clave en el diseño y la estética, por supuesto.
De la torre será importante que su tamaño coincida con los componentes que vayamos a instalar dentro. Por ejemplo, existen tarjetas gráficas de casi 30 centímetros que no entran en cualquier chasis; o el número de unidades de almacenamiento a instalar, que requieren sus respectivos habitáculos.
Nuestros requisitos en cuanto al tamaño, si queremos que sea una media-torre, una gran-torre o incluso un
SFF que tan de moda están últimamente.
Junto a la torre hablamos de la fuente de alimentación. Un ordenador para jugar fácilmente puede llegar a los 500 o 600 vatios de potencia a pleno rendimiento, aproximadamente una cuarta parte de un horno convencional. La fuente de alimentación debe ser de calidad y de una marca reconocida y afianzada en el mercado que pueda garantizar un correcto funcionamiento en el largo plazo.
En esta línea se han creado las etiquetas
80 Plus, una especie de sellos de calidad
divididos en varios niveles y que buscan confirmar una eficiencia en la estabilidad en la potencia producida por la fuente hacia el resto de componentes. Este flujo debe ser estable, y aquí es donde entra en juego este conjunto de certificaciones.
Siempre que nuestro presupuesto nos lo permita es muy recomendable optar por una 80 Plus, según sea el consumo total del equipo (limitado generalmente por procesador y, sobre todo, gráfica/s). En muchos casos no implica un incremento notable en precio, y le aporta un extra de seguridad al conjunto.